Prótesis mamaria

¿Qué tamaño de prótesis mamaria me va a poner?

Hay dos temas que le generan a las pacientes mucha incertidumbre y, como tal, preguntan en consulta con cierta insistencia. Uno es la talla final de sujetador en el aumento mamario, y otro, las cicatrices, ¿ cómo serán?. Desgraciadamente no sabrá la respuesta en ninguno de los dos casos antes de operarse.

Dicho así, anima poco a someterse a una cirugía. Centrémonos hoy en la talla de sujetador.

Es totalmente comprensible que una mujer quiera saber cómo serán sus mamas. Es nuestro deber decirle la verdad, no es algo matemático, aunque si existe buena comunicación entre cirujano y paciente, seguro que tendrá una idea como para decidir operarse o no.

¡Existen tantas variables en eso de la talla…..!, para empezar, ni los fabricantes de sujetadores se ponen de acuerdo, igual que ocurre con las tallas de cualquier prenda de ropa, varía según el fabricante. Ya tenemos el primer escollo.

TALLAJE, COPA Y VOLUMEN

Pero es que además, siendo rigurosos, no debiera cambiar la talla de sujetador, ya que ésta ( 80,90,100, etc), sólo indica el contorno de tórax, y esto nosotros no lo vamos a modificar, sólo aumentaremos la copa (A,B,C,D…). Y, de hecho, cuando el aumento es moderado sólo aumenta la copa, lo que ocurre es que no siempre tenemos aumentos moderados, sino más generosos, y entonces sí que aumenta todo.
Por otra parte, si se utilizara el sujetador adecuado antes de operarse, esto es, sin pecho o muy pequeño, debería usarse una talla con una copa que la paciente no rellena, porque no hay mama, entonces se coloca uno más pequeño a modo de corpiño bien apretado y ahora ya “entra” ahí la mama pequeña.
En resumen, ni antes ni después, las pacientes son muy certeras con eso de las tallas.
Todas quieren aumentar la talla de sujetador, contorno y copa, cuando lo primordial es tener una mama bonita, generosa pero dentro de unos límites, con las menores complicaciones postoperatorias y que se mantenga en su sitio el mayor tiempo posible.

Después de estas nociones que yo me tomo la molestia de explicar a la paciente, vamos a la práctica.

Según la valoración médica y estética inicial, enseñamos fotos a las pacientes de volúmenes similares a lo que pueden y quieren ponerse. A veces es suficiente, la paciente entiende y tiene claro el concepto, sabiendo que no son “modelos para elegir”, sino aproximaciones, habrá variaciones que luego veremos.

-Bien, ¿ y qué volumen es ese?- es la siguiente pregunta.
-Ni idea -les contesto- yo no lo sé. Y ¿ cómo puedes tú saber cómo te quedaría 320 o 460 cc si yo no lo sé y opero todas las semanas?. Ese volumen en una paciente de 150 cm de estatura puede ser 200 cc y en una mujer que mida 180 cm puede ser 500 cc. Y el aspecto óptico es similar si sólo se muestra el tórax, no el cuerpo completo.
-¿ 500 cc?- pregunta- no, yo 500 cc no quiero. Mi amiga tiene 350 cc, yo algo así.
Se le muestra un ejemplo de 350 cc en un tórax similar al suyo.
-¡No, así de pequeño no! – dice.

Esta simulación de conversación la tenemos a diario en consulta.

No debemos fiarnos de los “gramos”, o “cc”, porque además la diferentes casas de prótesis tampoco son homogéneas a igual volumen, son más anchas, más altas, etc. No son iguales los tallajes. Y me atrevería a decir que muchas pacientes no saben de qué casa son sus prótesis aún teniendo la documentación.

Los “cc” de las prótesis dan poca información, lo realmente importante es la distribución de esos “cc”: altura, anchura, proyección, cohesividad del gel, forma, cubierta, tipo de prótesis… Todo ello para conseguir ese volumen siempre aproximado, nunca exacto, jamás en cirugía estética hay nada exacto. Y si la paciente quiere algo exacto, lo mejor es que no se opere, nadie se lo puede garantizar.

¿CÓMO SE ORIENTA EL CIRUJANO EN LA PRÁCTICA?

Cada uno tiene sus recursos. A veces está tan claro que la sola experiencia del profesional sirve. Otras veces se recurre a medidores o probadores intraoperatorios para ver directamente los volúmenes in situ si hay dudas.

En las consultas previas al quirófano, también existen métodos para calcular la talla final.

Se han publicado numerosos artículos de prestigiosos cirujanos plásticos donde se detallan una serie de parámetros y medidas que, una vez realizadas, debieran darnos la prótesis exacta para esa paciente. Aunque a ellos les da resultado, en la práctica no se ha popularizado. Si me hubiera guiado por esto, hubiera tenido que reoperar a varias pacientes porque el tamaño que buscaban no coincidía para nada con las milagrosas medidas. Y no hablo de grandes volúmenes donde no funciona nada de esto, ni la lógica siquiera, sino de aumentos moderados.

También me piden colocar una prótesis externa en el sujetador. Suele variar el aspecto preoperatorio y el tamaño posterior, y se quedan bastante desilusionadas.

Otro tema muy en boga es la simulación 3D. Es una herramienta más, pero un poco peligrosa. Cuando la paciente se va a casa con una foto de su aspecto postoperatorio, no deja de darle vueltas hasta que decide operarse esperando ese resultado que se le dejó imaginar. Pero los simuladores no tienen en cuenta la materia prima con la que trabajamos y que tanto puede condicionar el resultado final: sus propios tejidos. No es lo mismo una paciente con muy poco tejido mamario a otra que sí tenga mama, tejidos adelgazados y dañados sin ninguna capacidad elástica que tejidos con una buena dermis resistente, tener estrías o no, proporción variable de grasa-mama……todos estos factores pueden darnos unas mamas espectaculares o unas con un “rippling” nefasto, pseudoptosis o ligeras ptosis frente a una mama cónica perfecta, etc, etc.
Y esto, a la paciente, le cuesta asimilarlo. Yo no uso de momento esta tecnología porque no me convence, me parece muy ilusionante para las pacientes, pero engañosa.

Por tanto, quizás el tema del tamaño sea muy recurrente en las consultas, y aunque no es el más preocupante desde el punto de vista médico, para las pacientes sí lo es, y debemos perder bastante tiempo tratando de averiguar qué quiere la paciente y cerciorarnos de que está entendiendo lo que nosotros pensamos hacerle según sus gustos o según lo que sus tejidos admitan o puedan soportar.

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